lunes, 26 de octubre de 2015
lunes, 12 de octubre de 2015
Fiesta de NUESTRA SEÑORA del PILAR, PATRONA de la HISPANIDAD
Virgen santa, Madre mía,
luz hermosa, claro día,
que la tierra aragonesa
te dignaste visitar.
luz hermosa, claro día,
que la tierra aragonesa
te dignaste visitar.
Este pueblo que te adora
de tu amor favor implora
y te aclama y te bendice
abrazado a tu Pilar.
de tu amor favor implora
y te aclama y te bendice
abrazado a tu Pilar.
Pilar sagrado, faro esplendente,
rico presente de caridad.
Pilar bendito, trono de gloria,
tú a la victoria nos llevarás.
rico presente de caridad.
Pilar bendito, trono de gloria,
tú a la victoria nos llevarás.
Cantad, cantad
himnos de honor y de alabanza.
Cantad, cantad
a la Virgen del Pilar.
himnos de honor y de alabanza.
Cantad, cantad
a la Virgen del Pilar.
domingo, 11 de octubre de 2015
DOMINGO 28º del Tiempo Ordinario
«Jesús
se le quedó mirando con cariño». Se estaba haciendo ilusiones, le pareció que
aquel hombre podría atreverse a seguirlo (Evangelio: Marcos 10, 17-30).
Pero se
equivocaba, no había contado con que aquel hombre era muy rico. Hubo quizá un
momento en que el hombre se quedó mirando a Jesús y poco a poco fue bajando los
ojos y retrocediendo. Estoy seguro de que Jesús se quedó triste. Y estoy seguro
porque lo vemos todos los días: «más fácil le es a un camello pasar por el ojo
de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios».
Los discípulos (y
nosotros) no pensamos así, pero esta es la sabiduría de Jesús y es sensato
aceptar la sabiduría de Dios y no preferir la nuestra (1ª lectura: Sabiduría 7,
7-11).
Es sensato abrir el espíritu a la Palabra, dejarla entrar hasta lo más
hondo (2ª lectura: Hebreos 4, 12-13). Jesús puede poner al revés nuestra
sabiduría y seguirlo pude parecer oscuro. Pero en eso consiste precisamente
nuestra fe: en creerlo, en confiar en él, en pensar como él.
domingo, 4 de octubre de 2015
DOMINGO 27º del Tiempo Ordinario
Jesús apenas se refiere a estos
temas. La enseñanza que aparece en el Evangelio (Marcos: 10, 2-16) tiene dos características
notables. Primero, contradice la práctica antiquísima de Israel por la que el
varón podía despachar a su mujer simplemente porque ya no le gustaba, dándole un
documento de divorcio, o tener varias concubinas.
Israel entendió muy poco sobre
la dignidad de la mujer, aunque el segundo relato de la Creación (1ª lectura:
Génesis 2, 18-24) se atreve a afirmar que ambos son uno: «Por eso el hombre
abandona padre y madre, se junta a su mujer y se hacen una sola carne». Pero,
de hecho, y aun como Palabra de Dios, la mujer se consideraba un ser inferior y
propiedad del varón. Jesús cambia totalmente esta concepción y trata a las
mujeres igual que a varones, por más que la Iglesia pareciera no enterarse.
En
la segunda lectura (Hebreos 2, 9-11), se dice algo muy inspirador: «El
santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza
de llamarlos hermanos». ¿Habla solo de los varones, o está entendiendo ya que «los
santificados» son todos, mujeres y varones?
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