domingo, 28 de septiembre de 2014

DOMINGO 26º del Tiempo Ordinario

      El Evangelio (Mateo 21, 28-32) es tan sencillo que todo el mundo lo puede entender. Decir «» y no hacer, es mentir. Decir «no» pero hacer, es obedecer, a pesar de las palabras. Después, Jesús arriesga su frase más polémica: prefiere a los pecadores públicos, esclavos de sus pecados, que a los engreídos «justos», porque aquellos atienden a su palabra, aunque parezca que no, y estos están cerrados a la palabra aunque parezca que sí, que la atienden. Clarividencia de Jesús que, como siempre, mira al corazón.

      A este Evangelio le va muy bien la frase de Pablo (2ª lectura: Filipenses 2, 1-11): «Tened entre vosotros los sentimientos propios de una vida en Cristo Jesús». Ese es nuestro problema, que hay que cambiar el corazón, hay que salir de nuestras lógicas, nuestras falsas profesiones de fe. Por algo la primera palabra pública de Jesús fue «convertíos». Es decir, cambiad el corazón. Nuestra oración permanente puede ser: «Danos un corazón semejante al tuyo». Todo para poder vivir, ser más feliz y para mirar siempre al corazón de Dios, justo y misericordioso, corazón de madre, interesado siempre en la salud de todos sus hijos (1ª lectura: Ezequiel 18, 25-28).

domingo, 21 de septiembre de 2014

DOMINGO 25º del Tiempo Ordinario

      Los viñadores de la última hora (Evangelio: Mateo 20, 1-16) esperan recibir muy poco, pero el amo es bondadoso: si no les da un denario como a todos ¿qué comerá esta misma noche su familia? Los que han trabajado muchas horas protestan, y con razón: no es justo. Tienen razón, pero no tienen compasión. Prefieren que haya justicia aunque sus compañeros pasen hambre. Pues no, Dios no es así, aunque nos parezca absurdo. Tan absurdo como que Pablo (2ª lectura: Filipenses 1, 20c-24) prefiera morir, pero lo justifica muy bien: «Deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor». Lo único que ata a Pablo en esta vida es que comprende que en sus comunidades lo necesitan. Si no la elección no tiene duda, la Vida que espera es mucho mejor que la que tiene.

      Son estupendos ejemplos de una mentalidad que responde a la mente de Dios, a los criterios del Reino, aunque a nosotros quizá nos extrañen. Pero es Dios quien tiene razón al pensar así, y nosotros hacemos mal en extrañarnos. Ya sabemos que «como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes que vuestros planes» (1ª lectura: Isaías 55, 6-9).

lunes, 15 de septiembre de 2014

Memoria de NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD


María, nuestra Madre –porque así es presentada a Juan por Jesús agonizante–, se ha quedado sola a los pies de la Cruz; María llora la ausencia del Hijo, de su Señor, de Jesús Hombre Salvador; María se encuentra en una situación desafiante pero Ella es fuerte y carga con la cruz, Ella sabe apartar de sí y de sus hijos todo mal, Ella descubrirá que lo que ha sucedido traerá mayor gloria al mundo con la Resurrección, el misterio salvador de Jesucristo, el misterio de la Cruz, que se convierte en gloriosa al ser el medio por el cual Jesús salva, libra del pecado y de la muerte, nos trae la vida en su plenitud; María sabe, como nadie, qué es cargar con la Cruz y seguir al Maestro, Ella ha sido traspasada por una espada, una espada que va de lado a lado de su mismo corazón, ardiente, aún así, de amor por su Hijo y sus hijos pecadores.
Hoy, 15 de septiembre, día en el que cada año hacemos memoria de Nuestra Madre bendita en sus Dolores, en su más intensa y sufriente Soledad, en su más extrema Amargura, María nos invita a vivir y sentir sus misterios dolorosos, a seguirla en sus pasos y caminar de su mano, a acompañarla para que ni Ella ni nosotros nos sintamos tan solos buscando la Verdad, la gracia que nos infunde, la alegría que trae consigo el Verbo de Dios hecho carne, vivo y eterno, Gloria nuestra por siempre y única, que nos llena de plenitud y sacia de espíritu vivo, joven, nuevo.
Finalmente, aprovechando la celebración del día de hoy, que honra y gloría a nuestra titular, dedicada a Ella, Madre nuestra, María santísima de la Soledad, presento este poema de José Capdevilla Orozco en honor de Nuestra Señora:
En el Calvario, a la cruz abrazada, / estabas sola, Soledad, penando / triste y sola, Soledad, llorando: / por el mundo entero abandonada / a consolarte, Madre nadie llega.

Jesús Cuevas Salguero 15/09/2014

domingo, 14 de septiembre de 2014

DOMINGO. Fiesta de la EXALTACIÓN de la SANTA CRUZ

      La devoción a la cruz puede ser algo terrible y contradictorio con nuestra fe. Me estremece ver crucifijos por todas partes: en la cabecera de las camas, el comedor, el salón; crucifijos de marfil y oro llevados en el pecho de damas desvergonzadas y crucificadoras o de cantantes ajenos a Jesús; crucifijos de oro y joyas en clérigos y reyes. Me parece un sarcasmo y me plantea ferozmente algunas preguntas: ¿Seguimos a Jesús o nos reímos de él? ¿Creemos en el crucificado o crucificamos en su nombre? No sé si tengo razón, cada uno verá.

      La teología de la cruz ha sufrido muchos desmanes y malentendidos. La comparación con la serpiente del desierto (1ª lectura: Números 21, 4b-9) es desgraciada, no tiene que ver con Jesús más que la expresión «ser levantado». La interpretación de Pablo (2ª lectura: Filipenses 2, 6-11) tiene un grave peligro de docetismo (Jesús «parece hombre» pero es solo un disfraz, peligrosa). Nos quedamos con la frase del Evangelio (Juan 3, 13-17): «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único». A Jesús no lo mató la voluntad del Padre, sino los pecados de todos y su entrega incondicional a su misión.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Fiesta mayor de Villa del Río: día grande del pueblo en la onomástica de su Patrona

 
Cuando llega una fecha significativa, celebramos algo porque significa para nosotros; cuando amanece el ocho de septiembre hay algo que en nuestro corazón se enciende, en el corazón de cada villarrense una luz brilla, ilumina, se engrandece, da sentido a lo que celebramos; la luz de la fe da significado a la fiesta mayor del pueblo; la Estrella, luminaria sin igual, constituye un gran corazón en el que se encuentra el de todos y cada uno de sus hijos; en honor a Ella celebramos aquí la Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, Ella da sentido total al día más grande, más significativo y más importante del cual goza este bendito pueblo en el que nací, en el que nacimos un día todos los villarrenses que hoy estamos de fiesta, venerando, honrando, dedicándola, a la Madre de Dios, a la nuestra, que quiso aparecerse en la zarza villarrense, en el humilladero de la vida de este pueblo, en el monte, para bajar a conocer la realidad de sus hijos, de sus fieles y devotos, de los que la veneran y la imploran con fervor, especialmente hoy, siguiendo las indicaciones del Guía supremo y Buen Pastor, Jesucristo; por ello, por ser ejemplo y guía para nosotros, Ella encierra todos nuestros corazones en uno más grande, y, precisamente debido a tal causa, hoy celebramos y dedicamos este día grande a Ella.

Día grande de Villa del Río, día 8 de septiembre, festividad de la Madre por siempre villarrense; día radiante sin igual, día de luz, de Estrella, de guía, de Madre y Virgen, de Patrona y Alcaldesa perpetua y eterna; día magno de Villa del Río, día de las numerosas hijas de Ella, de Estrellas; celebrémoslo como merece Nuestra Señora su día, siéntanse orgullosas de llamarse como Ella, de tener impreso ese nombre en sus vidas, de vivir ese signo y su significado, de ser llamadas por el nombre más bello que jamás haya existido, de ser hijas seguidoras de María y de infundir ese sentimiento en cada uno de sus hijos; comportémonos como verdaderos cristianos y católicos, sintiendo la llama ardiente de la fe como María, y haciéndola viva, significativa, grande, cada día, expandiendo el fuego con gran resplandor, esa luminaria sin igual, que nos envía un mensaje de vida que hemos de recibir, vivir, demostrar y expandir.

Un hecho, un día significativo, siempre es esperado y tenido en cuenta, siempre estamos deseosos de volverlo a vivir renovado, de nuevo, pero con su esencia antiquísima y pura; un día o un hecho significativo es siempre guardado en nuestra mente por su gran importancia; de esta forma, lo que nos gusta es esperado con ganas por el sentimiento que genera, significativo, en nosotros; cuando presenciamos, experimentamos, vivimos eso, nos llenamos de una satisfacción inmensa, de una alegría interior, de una paz y un amor grandes, fuertes, eficaces, fructíferos y gratos, que se reflejan en nuestra expresión, más viva que nunca, más fuerte y grande. La fotografía constituye todo un reflejo de lo que siente una persona, de lo que se siente en la vida de cualquier ser vivo, de aquello que transmite a través de su expresión, siempre significativa.

Aquello que queremos, que nos gusta, que tenemos presente, es por su importancia y significado, grande y bueno para nosotros, grato, fructífero y eficaz, saciador de nosotros. El buen deseo a las personas que queremos por lo que han hecho o dicho por nosotros, es una buena y gran forma de correspondencia, significativa, fructífera y grata para aquellos que se sientan parte de esa relación importante, establecida, constituida, consolidada y formada. Una unión se convierte en relación cuando hay correspondencia, identificación y amistad, amor, en definitiva, entre las personas; porque toda gran y buena unión tiene como fin último o meta el amor entre sus integrantes, por ser ese gran sentimiento que relaciona a las personas. Por ello, compartimos cosas cuando merece la pena hacerlo, cuando compartimos un mismo sentimiento, una misma fe, un mismo fervor, cuando nos sentimos identificados con ello, lo sentimos plenamente y nos sentimos reconocidos al máximo, sin límite casi, disfrutando de ello, de lo que nos gusta, sacia y llena, nos colma de gracia, fuerza y poder pleno para obrar bien y por el bien.

Este día así como los demás festivos, son ocasión especial para vivirlos bien, para experimentar los sentimientos y valores enunciados, para vivir siguiendo el modelo de María. Vivir en familia, con los seres más queridos, estos días, pero también otros grandes a lo largo del año, sentir ese apoyo de tus seres queridos así como el de la Madre amada y el Niño bendito, es un sentimiento significativo donde los haya y gratificante, es grande y bueno, fructífero, saciante, pleno; nos hace llenarnos como se llenó María del Espíritu del Señor para afrontar su intensa vida de Madre, de esclava, lo cual la hizo Señora y Abogada nuestra, Madre en la que confiar, a la que honrar y celebrar gozosamente. Celebremos las glorias de María Santísima de la Estrella Coronada y de Nuestro Señor Jesucristo; que ellos nos amparen, nos guíen, nos lleven más cerca de lo que quieren para nosotros, de lo que merecemos, del sentimiento digno que ha de vivir, sentir, significar, en cada uno de nosotros; alcancemos con nuestras acciones, grandes, la grandeza de la vida, aprendamos de una vez cuál es su verdadero significado, el que nos desvelan Jesús y María.

La Patrona ya ha bajado, nos trae el mensaje de la nueva evangelización en este nuevo año de la fe, todos lo son; aceptémoslo y hagámonos partícipes de él, de las enseñanzas de su Hijo, el Maestro, de su ejemplo, del ejemplo de Ella, la Madre, la Estrella, la guía, la luz; acudamos a Ella y respondámosle a su mensaje o llamada, en el acompañamiento, la colaboración y participación, acercándonos a Ella y sintiéndola allá donde vayamos a obrar por el bien de todos, a ser útiles, a prestar nuestro servicio y a demostrar nuestra valía –para eso estamos–.

¡Felicidades Estrellas! Y ¡viva por siempre la Virgen de la Estrella Coronada: una Estrella que brilla en el Alto Guadalquivir, a los pies del cerro Morrión, y que reina en Villa del Río!

Jesús Cuevas Salguero 8/09/2014

domingo, 7 de septiembre de 2014

DOMINGO 23º del Tiempo Ordinario

      Pablo hace aquí un resumen perfecto de la actuación del que sigue a Jesús: «A nadie le debáis nada más que el amor, porque el que ama tiene cumplido el resto de la Ley... Todos los mandamientos se resumen en esta frase: amarás a tu prójimo como a ti mismo» (2ª lectura: Romanos 13, 8-10). De ahí nace todo lo demás: la corrección fraterna (1ª lectura: Exequiel 33, 7-9), los consejos del Evangelio (Mateo 18, 15-20).

      Se ha dicho: «Ama y haz lo que quieras». No falta quien se aprovecha de esta frase para pensar que todo da igual, que no hay que obedecer a ninguna norma. Se equivocan. Quiere decir que el amor es la fuerza más exigente de todas, más que el miedo, más que la fidelidad al cumplimiento de cualquier ley. El que ama va siempre mucho más lejos de la obligación, de cualquier exigencia ética o ritual. Una madre por sus hijos, un verdadero amigo, no cumplen con sus deberes: están deseando hacer más, incluso que sea necesario hacer lo más incómodo, lo más duro.

      El amor es insaciable en dar. Así es Dios, así fue Jesús, así es nuestro llamamiento a seguirlo: cuestión de amor.